lunes, 27 de septiembre de 2010

Celosos de su marca

Posiblemente estamos viviendo un cambio de paradigma respecto a las marcas, aunque también de otras creaciones agrupadas en eso que llaman valores intangibles.

Aún hay grandes corporaciones que pretenden que la marca es suya, y solo suya.

Es el caso de Worwerk, fabricante de la Thermomix, a cuyos responsables no se les ha ocurrido otra idea mejor que la de reclamar a los blogueros que le cedan sus espacios. Así lo explica Rosa Ardá:
"VORWERK España ha pedido a todas las webs que tengan la palabra THERMOMIX en sus dominios, la CESIÓN de los mismos, lo que incluye correos, claves, etc... La marca es suya, y por tanto renuncio a su utilización. Eso no impedirá que sigamos cocinando con MI THERMOMIX y siga compartiendo con vosotros todo tipo de recetas y experiencias personales que naturalmente tampoco tienen ningún fin comercial".
Así, 'El thermomix de Rosa' se encuentra ahora en 'Velocidad cuchara'.

Me dice mi amiga, que además es también usuaria del famoso robot, que "esta gente no se enteran". Y tiene razón.

No hay más que consultar los comentarios a la noticia del cierre de 'El thermomix de Rosa'. Por ejemplo, la de esta mujer:
"Me quedé ojiplática, porque igual que muchos comentaristas opino que les estabas dando publicidad GRATIS, fomentando la venta de la máquina GRATIS y manteniendo vivo el interés por ella GRATIS (base de la venta directa que predica Vorkwerk)."
O la de este hombre:
"Pero si este blog precisamente fomenta el uso y la compra de la thermomix!!! que poca vision tienen las multinacionales a veces la verdad..."
Y es que el valor de una marca no depende de lo que su propietario se empeñe en decirnos de ella sino en lo que la gente diga de ella.

La Thermomix es uno de esos productos que al igual que las Nespresso, los BMW, o los iPad, resultan totalmente prescindibles y que, sin embargo, por la magia de la mercadotecnia y la publicidad se convierten en símbolo de estatus, y consiguen que sus consumidores actúen como predicadores de la marca. Es como entrar en la religión del mercado... y como en toda religión, siempre hay una voz autoritaria que dice lo que está bien y lo que está mal.

Los de Worweerk tal vez hayan pensado que sus usuarios son más cautivos del robot que de esa gran sacerdotisa de las recetas en la que se había convertido Rosa.

¿Celos?

O quizás están confundiendo la velocidad con el tocino...

Pero puede que no tuvieron en cuenta que a otros, y a otras, nos dan un motivo extra para no caer en la tentación de adquirir su precioso producto.

Pensad en lo que ocurriría si, de repente, todo el mundo empezara a preguntarse cosas como:
"¿Lo necesito, realmente"?
La imagen es de la bitácora velocidadcuchara.com

1 comentario:

  1. A mí eso de la thermomix me suena como el tomtom. Es como si la gente ya no supiera cocinar o conducir sin que una maquinita les diga lo que tienen que hacer.

    Hay muchos que se creen libres por el mero hecho de poder elegir el tipu de esclavitud que les toca.

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