viernes, 15 de enero de 2010

Haití, la mirada perdida


El terremoto de Haití no sólo apela a nuestros sentimientos más humanos, sino también a nuestra ceguera.

Hace unos pocos años, su presidente Jean-Bertrand Aristide fue "exiliado" al África por los marines norteamericanos. Su pecado fue acercarse a Chávez y simpatizar con Castro. Aristide fue el único presidente democrático que tuvo Haití. Hoy dice que quiere volver al lado de sus compatriotas ¿le dejarán?
"En varias ocasiones, ha expresado su deseo de volver a Haití. En 2006, el presidente René Preval había respondido que, según la Constitución, los ciudadanos haitianos no necesitaban visado para ir a su propio país. Pero Estados Unidos y Francia dieron a entender que no eran favorables al regreso de "un hombre del pasado" que podía desestabilizar la vida política de la isla". (AFP)
En un excelente artículo, Carl Lindskoog explica que la visión que proyectan los medios occidentales es incompleta. No niega que el terremoto haya sido especialmente cruel con los haitianos a causa de sus mal construidas casas, unas encima de otras, y de su hacinamiento y su pobreza. No niega tampoco que el gobierno haitiano se muestre incapaz de enfrentarse a la catástrofe debido a su dependencia exterior y al subdesarrollo del país. Pero sí afirma que las causas de esa pobreza hay que buscarlas en los programas de desarrollo que les impuso Washington, y que luego abandonó. Fueron años de un desarrollo agrícola pensado más en la exportación que en la subsistencia, y de una revolución industrial que aspiraba a utilizar la mano de obra barata de los sufridos isleños. El resultado fue nefasto pues hizo que muchos abandonaran la agricultura para buscar en las ciudades los trabajos que apenas existían.

Por su parte, Michel Chossudowski pone el acento en la militarización de la ayuda humanitaria. Se pregunta si no se trata de una nueva invasión, habida cuenta de que es el Pentágono y no otras entidades quien ha tomado las riendas de la intervención en Haití. Para ello ha enviado un portaviones, y el almirante Mullen ya ha anunciado que destinará una tropa de 10.000 hombres para actuar sobre el terreno.

El telepredicador estadounidense Pat Robertson señaló que la existencia de un "pacto con el diablo" sería la causa de que Dios haya enviado semejante castigo a los haitianos. No es la primera vez que Robertson esgrime argumentos divinos que ayuden a camuflar la realidad de los datos. Lo cierto es que explicar las cosas mediante la religión ahorra muchas complicaciones.

Acabo recomendando un libro: "Haití para qué. Usos y abusos de Haití", escrito por Paul Farmer.
“Este es un libro que me temo que esté condenado al olvido. Es un libro que nos habla de verdades en torno a temas incómodos. Incómodos, sí, para las estructuras de poder y el entramado doctrinal que las protege de la opinión crítica. Nos dice la verdad sobre lo que ha estado sucediendo en Haití y el papel que ha jugado EE.UU. en su amargo destino.” Noam Chomsky
(AP Photo/United Nations, Logan Abassi)

1 comentario:

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