lunes, 11 de enero de 2010

YWD 07: Redefiniendo la conversación


"No hay que pensar en un elefante: nunca hay que discutir con el adversario utilizando su lenguaje, porque implica su marco, no el tuyo". (Lakoff)
George Lakoff denunciaba en su famoso libro, 'No pienses en un elefante', que los republicanos [de los Estados Unidos] habían logrado una gran ventaja sobre los démocratas [también del mismo país] a la hora de definir el marco en el que se desarrollaban las conversaciones. Ello les otorgaba una gran ventaja, ya que así dominaban los códigos mentales en los que se establecía cualquier tipo de debate. Normalmente, se trataba (y se trata) de códigos muy simples. Sus adversarios tenían (y tienen), pues, que esforzarse en explicar sus propuestas, y el público se decantaba (y se decanta) por escuchar a los primeros.

No resulta extraño que las campañas electorales, y no solo la norteamericana, utilicen la denigración del contrario con el fin de restarle votos y con la esperanza (vana) de recogerlos para su causa.

Rahaf Harfoush, en su libro 'Yes We Did' titula uno de sus capítulos como Defining the Conversation: The Cost of Negativity, sobre el que me gustaría comentar algo.

Que la negatividad tiene consecuencias negativas es una obviedad. Los publicistas aprenden rápido que jamás deben empezar sus frases con un "NO".

Durante la pre-campaña presidencial, Hillary Clinton siguió el guión diseñado por los republicanos y atacó a su rival con argumentos negativos, y los estrategas de Obama aprovecharon la ocasión para ganar votos a su costa. ¿Cómo?

Pues cambiando el marco de la conversación. Redefiniéndola.

En lugar de entrar en una espiral de descalificaciones, se propuso un nuevo sitio en la Red: "Hillary Attacks".
Se invitaba a los lectores a que estuvieran atentos ante cualquier ataque y que lo notificaran para así poder dar una respuesta adecuada y verdadera. Así mismo, podían formar parte del Obama Supporter Rapid Response Team, para mobilizarse mediante correos electrónicos y cartas dirigidas a los periódicos o a las cadenas de televisión.

Estas tácticas permitieron a la gente de Obama ganar control sobre la campaña y definir la conversación.

Que Hillary Clinton no pudo, o no supo, rectificar a tiempo quedó demostrado en las urnas.

Lo malo de todo ésto es que cuando se tiene éxito en definir un nuevo marco y se adquiere una imagen positiva, como la que Obama logró, se pueden hacer cosas que contradicen aquello que se dice defender. Así, tenemos ahora galardonado con el Nobel de la Paz que lanza un discurso belicista y amenaza con estender las guerras a varios países. O no acaba nunca de cerrar Guantánamo y los otros campos de concentración que tiene repartidos por el planeta, todo ello en nombre de la libertad.

El "cambio" ha sido a peor.

Ahora, alguien me acusará de ser pro-Bush... grrrrrr...
;- )

La viñeta es de Steve Bell, y apareció publicada en The Guardian el 8 de enero de 2010.

1 comentario:

  1. Los políticos gobiernan no por sus propuestas o lo que puedan hacer, sino porque ganan, Obama al final resulta que es presidente porque sabe ganar a su contricante. En vez de tanta campaña y tanto dinero podía jugar un simple partido de futbol o al mus y el que gane pues ya está, y no dar tanto la lata, premio nobel...

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